Venezuela tiene un plan de 1.500 millones de dólares para aprovechar sus emisiones de metano, el gas de efecto invernadero más potente que el CO₂, y convertirlas en gas natural para exportarlas a Europa.
El proyecto, que cuenta con la colaboración de las petroleras Eni SpA y Repsol S.A., consiste en capturar el metano que se libera de los pozos e instalaciones petroleras inactivas del país sudamericano y enviarlo a Trinidad y Tobago para licuarlo y transportarlo al «viejo continente».
La iniciativa se enmarca en la «Global Gateway Initiative» de la Unión Europea (UE), que busca diversificar sus fuentes de energía y reducir su dependencia del gas ruso, especialmente ante el conflicto con Ucrania.
El responsable de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, expresó en mayo su interés en ayudar a Venezuela a reducir sus emisiones de metano, que son unas 80 veces más dañinas para el clima que el CO₂ en un periodo de 20 años.
«Venezuela es uno de los países que más metano produce en beneficio de nadie, mientras que en la UE necesitamos gas», dijo Borrell al diario El País.
«Estamos pensando en un proyecto que permita extraer ese gas, llevarlo a Trinidad y Tobago para licuarlo allí y enviarlo a Europa», añadió.
Venezuela, que fue uno de los mayores productores de crudo del mundo, tiene la octava reserva probada de gas natural más grande del planeta, que podría ascender al cuarto lugar si se certifican los yacimientos marinos.
En mayo de 2023, el presidente de la petrolera estatal PDVSA, Pedro Rafael Tellechea, concedió una licencia a Repsol y Eni para exportar gas natural licuado (GNL) desde el proyecto Cardón IV.