Un informe confidencial de la Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand) desvela cómo una red de exaltos cargos del chavismo que desvió 2.000 millones de dólares (unos 1.889 millones de euros) de la petrolera estatal venezolana PDVSA invirtió parte de ese dinero en 21 propiedades de lujo en Venezuela y Miami, valoradas en 52 millones de dólares, según reseñó EL PAÍS.
Según el documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, el presunto testaferro de la organización, el empresario Luis Mariano Rodríguez Cabello, compró 19 viviendas exclusivas en Venezuela entre 2008 y 2014, con precios que van desde los 304.000 hasta los 5,5 millones de dólares. Para ello, utilizó un ramillete de sociedades instrumentales (sin actividad) y 11 cuentas en la Banca Privada d’Andorra (BPA), donde movió 1.144 millones de dólares entre 2007 y 2015.
La mayoría de las inversiones inmobiliarias (17) se realizaron mientras la red saqueaba la energética estatal (2007-2012), según el relato del propio Rodríguez Cabello a los bancos.
El edificio Campo Norte en Caracas fue el favorito de la trama, que adquirió al menos seis apartamentos en este complejo residencial entre 2008 y 2012, a través de un alambicado entramado societario. El más caro costó 5,5 millones de dólares y se pagó mediante la mercantil instrumental Inversiones y Asesorías Aditus CA.
Esta misma sociedad se usó para comprar en 2011 otro paquete inmobiliario en el mismo edificio, valorado en siete millones de dólares y compuesto por dos viviendas y cuatro plazas de aparcamiento, según informó el presunto testaferro al banco.
Además, Rodríguez Cabello ordenó desde su entidad financiera, la BPA, tres transferencias por más de cinco millones de dólares entre 2008 y 2012 para adquirir otros tres apartamentos en el edificio Campo Norte. Uno de ellos se compró con una transferencia de 1,5 millones a una cuenta en Suiza.
El supuesto hombre de paja también informó al banco de que envió 3,3 millones de dólares en septiembre de 2008 a una cuenta del Wells Fargo de EE UU para comprar unas oficinas en Venezuela del International Bank for Reconstruction and Development (IBRD), un organismo vinculado al Banco Mundial que lucha contra la pobreza. EL PAÍS ha intentado sin éxito obtener la versión del IBRD sobre esta operación.
En 2007, cuando empezó el expolio de PDVSA, la red también adquirió presuntamente cuatro oficinas por 2,5 millones de dólares en la octava planta del edificio Torre Edicampo de Caracas. La operación se hizo mediante una transferencia a la sociedad Interquimica Ltd en el Safra National Bank de Nueva York.
Otras propiedades compradas por Rodríguez Cabello fueron un apartamento por 629.000 dólares en el edificio Villa Lucía de Caracas, donde figuró como copropietaria la venezolana originaria de España Estibaliz Basoa; un ático por 750.000 dólares en otro residencial de la capital venezolana, a través de la sociedad Inversiones Powerball 550 CA; un apartamento por 600.000 dólares en el Edificio Residencias Torre Mar de Caracas; y otra vivienda por 2,2 millones en el complejo Peña Blanca de la capital, a través de la mercantil Inversiones y Asesorías Belloto.
Rodríguez Cabello no solo usó su entramado financiero en Andorra —un país blindado hasta 2017 por el secreto bancario— para hacerse con lujosas propiedades. También recurrió a su hermético tinglado financiero para ingresar fondos de la venta de inmuebles. Así, cobró 1,7 millones en diciembre de 2008 por una oficina en la Torre JWM en Chacao (Caracas). Y tres meses después, percibió 1,2 millones desde una cuenta del Deutsche Bank en Países Bajos por otra oficina en el mismo complejo administrativo.
Una vivienda para “Silvia en Argentina” por 500.000 dólares
Otra práctica de la trama fue comprar propiedades para terceros. Rodríguez Cabello adquirió supuestamente una vivienda para una mujer en agosto de 2009. “Te adjunto la orden para una transferencia por 500.000 dólares para la compra de un apartamento con una plaza de garaje para la señora Silvia F. en Argentina”, escribió por correo el hombre de paja a un empleado de la BPA.
También regaló en 2010 un apartamento de 950.000 dólares en el edificio Parque Residencial Campo de Oro de Caracas a la modelo Claudia Paola Suárez Fernández, que representó a Venezuela en el certamen Miss Mundo de 2007, según reveló este diario.
La joya arquitectónica de Miami
La siguiente inversión inmobiliaria de la red fue el rascacielos One ThousandMuseum de Miami, una obra maestra de la arquitecta iraní Zaha Hadid, con 216 metros de altura, estilo futurista y todo tipo de lujos. Una de sus 100 residencias puede costar hasta 20 millones.
La red compró por más de 21 millones dos propiedades en este rascacielos, que también atrajo a famosos como David Beckham.
La fortuna oculta tras sociedades fantasma
La red obtuvo su fortuna mediante comisiones del 10% a empresas chinas que luego recibían contratos de PDVSA. Para ocultar su botín, usaron una treintena de sociedades fantasma en paraísos fiscales como Suiza o Belice.
Los saqueadores, entre los que estaban los exviceministros de Energía, Nervis Villalobos y Javier Alvarado, camuflaron sus comisiones como trabajos de asesoría y consultoría que —según los investigadores— no existieron.
La justicia andorrana investiga el caso
Desde 2015, un juzgado de Andorra investiga el oscuro entramado. En 2018, procesó por blanqueo al empresario Diego Salazar, primo del exministro Rafael Ramírez.
También están procesados en Andorra —donde la red ingresó 2.000 millones entre 2007 y 2012— el ejecutivo Francisco Jiménez Villarroel; el exabogado Luis Carlos de León Pérez; el magnate Omar Farías; el testaferro Luis Mariano Rodríguez Cabello; y el apoderado José Luis Zabala.
Además, la justicia andorrana procesó en 2018 a diez exdirectivos de la BPA, el banco usado por la trama para lavar su dinero y que fue intervenido en marzo de 2015 por supuestos vínculos con grupos criminales.
Todo la información publicada por El País en esta nota: El lujoso emporio inmobiliario de los saqueadores de Petróleos de Venezuela: 21 viviendas valoradas en 52 millones de dólares
Saludos, este un comentario de prueba