domingo 03, diciembre 2023

#OPINIÓN El cafecito caliente: ¿Bolivariano y marxista?

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“Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I

al canalla más cobarde, brutal y miserable.”

(Marx y Engels)

El prusiano Karl Marx, considerado junto a Engels el padre del comunismo práctico, no dudó en criticar, con malintencionada dureza, a Bolívar (el ser humano más grande conocido porque, Jesús, el Cristo Redentor, fue Dios e Hijo de Dios), en un texto titulado “Bolívar y Ponte”, escrito en 1858, donde le presenta como un pésimo militar con tendencia a acaparar poder.

“EL NAPOLEÓN DE LAS RETIRADAS.”

Para Marx, Bolívar es el típico aristócrata americano, deseoso de mantener sus privilegios, carece de cualidades propias, es heredero del poder familiar, falto de profesionalismo y derrochador de recursos, lo que habría generado pérdidas materiales y militares cuantiosas e incomprensibles.

Marx tampoco le da crédito a Sucre y lo somete, al igual que a todos los jefes militares americanos, al juicio ácido que los condena por ineptos.

Cualquier éxito militar responde a la intervención extranjera, como el caso de la conquista de Quito, Pasto y Guayaquil, que…

“Se efectuó bajo la dirección nominal de Bolívar y el general Sucre, pero los pocos éxitos alcanzados por el cuerpo de ejército se debieron íntegramente a los oficiales británicos, y en particular al coronel Sands.”

(Marx y Engels).

Los apetitos de fama y gloria que Bolívar persigue le son esquivos, según el autor de estos artículos, debido a sus desmedidas ansias, a su relajo, a su falta de claridad y a su lógica aristocrática, que lo hace pensar que el derecho a dirigir y gobernar lo tiene ganado por su origen, su condición social y cultural.

Fue el azar, y presumo las ansias de lucro, de ganarse unos cuantos DÓLARES AMERICANOS,” lo que condujo a Marx al compromiso de la redacción de su artículo sobre Bolívar. Comprometido en 1857 por Charles Dana, director del New York Daily Tribune, para colaborar sobre temas de historia militar, biografías y otros varios en la New American Cyclopaedia que estaba preparando, Marx se dividió el trabajo con Engels y le tocó en suerte hacer el de Bolívar. El resultado de las lecturas hechas para redactar su nota fue un sentimiento de animadversión tan agudo con el personaje que no pudo menos que dar un tono sorprendentemente prejuicioso al trabajo, dicen algunos historiadores, al punto de dejar los lógicos reparos puestos por Dana a un texto que se apartaba del lenguaje imparcial característico de este tipo de publicaciones, Marx admite en una carta a Engels que se salió algo del tono enciclopédico pero que hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I, al canalla (o sea Bolívar) más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque”. (carta del 14-02-1858. Soulouque, rey negro de Haití).

En esa misma oportunidad, afirmó que Bolívar era un mito de la fantasía popular:

“La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar” (Ayala Corao)

Y la comparación resulta reveladora porque es precisamente el nombre del emperador haitiano al que tanto Marx como Engels recurren para ridiculizar a Luis Napoleón III. El hecho de que nunca antes Marx haya reparado en Bolívar y que puesto a escribir sobre él se sienta impulsado a elaborar una extensa y desusada diatriba en la que el revolucionario latinoamericano es identificado, a través de una tercera persona, con una figura tan repudiada por él como el emperador francés muchos no lo soportaban evidencia que “Marx veía en Bolívar un remedo del bonapartismo o, mejor dicho, un tipo de dictador bonapartista”.

En 1858 fue publicado en el tomo III de The New American Cyclopedia una entrada escrita por Carlos Marx con el título “Bolívar y Ponte, Simón”. En este título se manifiesta la primera inexactitud: Marx da al Libertador el segundo apellido de su padre. La entrada debiera decir “Bolívar y Palacios, Simón”, pues, como es conocido, la madre de Bolívar tuvo por nombre María de la Concepción Palacios y Blanco. En la mayoría de sus biografías se le identifica simplemente como Simón Bolívar. Para su semblanza de Bolívar, Marx utiliza obras de combatientes europeos en la guerra de independencia latinoamericana: del franco-alemán Ducoudray Holstein (1831), “Memoirs of Simón Bolívar”; del Coronel británico Gustavus Mathias Hippisley (1819), “Journey to the Orinoco” y las “Memorias” del general William Miller, publicadas por su hijo John Miller en Londres el año 1828. Marx se hace eco especialmente de las apreciaciones de Ducoudray y pinta a Bolívar como: “Cobarde y traidor, manipulador político, cruel y rapaz, inconstante y con ínfulas monárquicas.

Narra Marx que, el 4/8/1813: Bolívar, la cabeza descubierta y agitando un bastoncillo en la mano, fue llevado desde la entrada la ciudad (Caracas) hasta su residencia (…) Formó una (…) guardia de corps y se rodeó de la pompa propia de una corte. Como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos que arruinaban las finanzas públicas y luego recurrían a medios odiosos para reorganizarlas.

No lejos de Ocumare, (Bolívar) se topó con Morales y perdió “toda presencia de ánimo y sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupas y huyó a rienda suelta hacia Ocumare, atravesó el pueblo a toda carrera, llegó a la bahía cercana, saltó del caballo, se introdujo en un bote y subió a bordo del “Diana”, dando orden a toda la escuadra de que lo siguiera a la pequeña isla de Bonaire y dejando a todos sus compañeros privados del menor auxilio”.

El 9 de enero Arismendi sufrió un descalabro en una emboscada que le tendieron los españoles, y el dictador (Bolívar) huyó a Barcelona.

Bolívar abandonó la posición (la Casa de la Misericordia en Barcelona) en la noche del 5 de abril.

En 1818, Bolívar dejó la dirección de la guerra en manos de Páez y se retiró a Angostura. A una defección seguía la otra.

El apresamiento de Miranda, para cuya justificación se recurrió al pretexto de que Miranda había traicionado a su país con la capitulación de La Victoria, valió a Bolívar el especial favor de Monteverde, a tal punto que cuando el primero le solicitó su pasaporte, el jefe español declaró: “Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda”.

Lo que otras fuentes registran

(…) Hasta entonces Bolívar había estado callado; más al oír las palabras que dirigía Monteverde al Secretario Muros, repuso con prontitud, que había preso a Miranda para castigar a un traidor a su patria, no para servir al Rey (Mijares 1973, tomo IV, p. 129). Bolívar, (…) trato de conservarse, y merced a la buena amistad del español Don Francisco Iturbe, que gozaba de gran favor cerca de Monteverde, obtuvo un salvoconducto y se embarcó en seguida para Curazao (L, C, s/f, The Gutenberg Project).

Bolívar, manipulador en lo político

Gracias a un nuevo simulacro de renuncia, Bolívar se aseguró la reelección como presidente de Colombia (1819). Entregó su bastón, símbolo de sus poderes dictatoriales (…) Fue confirmado por aclamación (…) El congreso se negaba a admitir su dimisión (…) “Yo me atrevo a rogar … se dignen admitir la respetuosa renuncia que hago de la presidencia del Esta- do”.

El Congreso se negó nuevamente; ordenó a Bolívar permanecer temporalmente Mediante su guardia de corps colombiana manipuló las decisiones del Congreso de Lima, que el 10 de febrero de 1823 le encomendó la dictadura. Los elementos patriotas del Congreso de Lima (…) habían nombrado a Bolívar Dictador de la República del Perú. Bolívar, enfermo en Pativilca, en medio de su fiebre exclamó: “Es un último y hermoso ramo de flores.” 

Crueldad y rapiña de Bolívar

(El Congreso de Tunja) lo nombró general de las fuerzas armadas de la Unión. Urdaneta dio la bienvenida a Bolívar y juntos marcharon a Bogotá. Ganaron a su causa a los más severos partidarios del centralismo (…)

¡Había acabado así la guerra civil entre centralistas y federalistas!

Ana Irene Méndez

Marx percibe a Bolívar como adversario de clase. Su aproximación ideológica a la personalidad de Bolívar le obnubila y le impide reconocer algún mérito al Libertador. Si nos atenemos a las afirmaciones de Marx, podemos concluir: primero, que los mitos liberan naciones.

Segundo, que Bolívar es uno de los grandes manipuladores de la historia al punto que buena parte de los latinoamericanos siguen reputándole como su Libertador.

Tercero, que es absolutamente inexplicable que un hombre incapaz de todo esfuerzo de largo aliento guerreara desde 1813 hasta 1824 cuando, junto con Sucre, dirigió su última batalla, la de Junín. Bolívar constituye entonces un aberrante caso de incapacidad.

Cuarto, Marx ignora el hecho de que el territorio de seis repúblicas latinoamericanas (Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela) fue liberado por Bolívar. Ese territorio tiene mayor extensión del conquistado por Alejandro Magno. A diferencia de éste, Bolívar no conquistó, sino que liberó. En su empeño perdió su fortuna y la de su familia. Si aspiraba a la gloria, se la mereció.

A partir de 1824 el organismo de Bolívar fue perdiendo la batalla contra la tuberculosis. Curiosamente, Marx relata que “Bolívar se las ingenió para prolongar su estadía en San Pedro hasta fines de 1830, momento en que falleció repentinamente”. ¿Se trataba de una extraña forma de tuberculosis fulminante?

Según Teun Van Dijk

Primero, el retrato negativo que hace Marx de Bolívar implica que adopta la posición de los enemigos del Libertador. Esos enemigos incluyen no sólo a quienes, habiendo estado en las filas patriotas como Ducoudray y Hippisley se mostraron posteriormente como sus enemigos personales, sino también los realistas.

Segunda, la actitud ya señalada de Marx hacia lo latinoamericano (actitud que incluye a Bolívar) es, prejuiciada y, por tanto, ideológica.

Saque usted sus propias conclusiones porque, reconozco mi ineptitud al no poder calificar “debidamente” a quienes, presuntamente, por ignorancia, apetencias políticas y/o por ansias de lucro mal habido, traicionando la memoria del Libertador, se califican como:

“Bolivarianos y marxistas”:

FUENTES:  https://www.umce.cl/joomlatools-files/docman-files/universidadhttps://www.umce.cl/joomlatools-files/- HUGO NEIRA El Bolívar de Marx, según Aricó

Maximliano Pérez A.

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