Desde tiempos inmemoriales, la guerra ha sido una penosa alternativa utilizada para resolver disputas, establecer dominios territoriales y, en algunas ocasiones, como una estrategia económica deliberada.
Es lamentable que una confrontación bélica, como la vivida en Gaza, que ha costado la vida al menos a 13 mil personas hasta la fecha, pueda ser analizada desde una perspectiva financiera. No obstante, en el panorama actual, la confrontación entre Israel y Palestina se erige como un ejemplo contemporáneo de cómo los conflictos armados pueden tener efectos económicos de gran alcance, generando consecuencias en los mercados financieros, la oferta global de “commodities” y las estrategias de inversión.
El conflicto entre Israel y Hamás ha tenido hasta ahora un impacto limitado en los mercados financieros. Sin embargo, una escalada de la confrontación podría desencadenar una crisis petrolera y financiera con impacto global. El precio del petróleo repuntó un 7% tras el primer ataque de Hamás, tendiendo después a estabilizarse.
No es la primera vez que las guerras han tenido efectos positivos en ciertas economías. La Segunda Guerra Mundial, a pesar de sus devastadoras consecuencias humanas, fue un catalizador económico para países como Estados Unidos. La producción masiva de armamento y suministros para el conflicto llevó a un auge industrial que sacó a los americanos de la Gran Depresión económica de los 30. De manera similar, la Guerra del Golfo, en 2003, generó beneficios para empresas estadounidenses involucradas en la industria de defensa.
La escalada del conflicto entre Israel y Palestina, podría sumar a Irán, país que respalda a Hamás y supone el 3% de la oferta global de crudo. Este año, el aumento de la producción petrolera iraní ha supuesto una contribución significativa a la industria internacional de hidrocarburos. Por otra parte, aunque de forma menos frontal que Irán, otros países árabes, grandes productores de petróleo, han manifestado su apoyo a Palestina. Además, han amenazado al Hemisferio Occidental con interrumpir el suministro de crudo en caso de que los Estados Unidos o los países de la OTAN, se involucren de manera directa en el conflicto de Gaza.
Hoy, la economía global no tiene margen de tolerancia para otra crisis energética, además de la generada por la guerra Rusia-Ucrania. Las reservas de petróleo a nivel global están un 25% por debajo de los márgenes observados antes de la confrontación de Europa del Este. La Unión Europea, y particularmente España, son especialmente susceptibles al suministro internación y precios del crudo, porque importan más del 90% del petróleo que consumen.
Los países productores de petróleo suelen beneficiarse económicamente de las guerras en Oriente Medio debido a la subida de los precios del crudo. Por ejemplo, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Rusia podrían incrementar su producción de crudo en respuesta a una demanda global aumentada. Contrariamente, bien podrían mantener su producción actual, y con ello, generar un sustancial aumento del precio de los hidrocarburos.
Incluso, países latinoamericanos productores de crudo, como Venezuela y Brasil, también podrían beneficiarse de un aumento en los precios del petróleo. El levantamiento de las sanciones a Venezuela podría permitir a nuestro país aumentar sus exportaciones de petróleo, lo que tendría un impacto indudablemente positivo en la economía nacional.
En general, todas las guerras tienen consecuencias económicas, políticas y sociales terribles para las partes en conflicto, pero, paradójicamente, generan beneficios económicos a otras naciones. En el caso de la guerra entre Israel y Palestina, estamos viendo cómo los conflictos podrían impactar significativamente los mercados financieros y energéticos globales.
Durante los períodos de crisis económica, los inversores suelen buscar instrumentos que sirvan como refugio para proteger sus carteras de inversión. Tales instrumentos pueden incluir oro, bonos soberanos de países desarrollados y divisas estables como el dólar estadounidense y el franco suizo. Los inversores también pueden aprovechar el aumento en los precios del crudo, comprando futuros de petróleo u otros instrumentos financieros relacionados con la energía.
En un complejo mundo global, donde parece que cada vez más los intereses económicos priman sobre lo humano, situaciones tan terribles y amenazantes como una guerra, son percibidas por algunos como oportunidades financieras para hacer dinero o como una señal de alarma para proteger su capital.
Oscar Doval