No es la primera vez que Humberto Abreu levanta su voz en protesta por sus compañeros enfermos renales. Cuando no falla el agua, la electricidad o el transporte, las máquinas se dañan. Solo 7 de 33 de ellas están operativas en Maracaibo, estado Zulia, dicen.
Lo más grave de todo es que un enfermo renal reciba 12 horas a la semana de sesiones en máquinas, en la actualidad no llegan a las 6 horas.
Esto, por supuesto, pone en peligro sus vidas ya que van acumulando líquidos, se descompensan, su salud simplemente se deteriora, por eso hablan constantemente de su situación.
Muchos de sus compañeros han muerto y no quieren les pase lo mismo dice Leonel Urdaneta, quien asegura que ha perdido a varios de sus amigos en los últimos meses.
Las máquinas de diálisis se dañan por los apagones mientras que el éxodo dejó sin personal técnico para reparar las máquinas.